miércoles, 8 de junio de 2011


6:00 am Entro a una clínica no muy moderna. Me recibe una secretaria joven con los ojos cansados, está ansiosa de que llegue su compañera y cambie su turno. Tengo que esperar a una enfermera que no llega, así que me siento en uno de los cuatro banquitos de madera enfrentados entre sí, apoyados en las paredes. Hay varios cuadros de santos en las paredes, lo describiría como "creepy" porque no recuerdo la palabra en español para la sensación que me provocaron.
7:00 am Llega La Enfermera, ella es como una maquina eficaz insensibilizada por los años y por el número de enfermos que tuvo que atender probablemente, así que rápidamente me lleva a la habitación designada y me da una bata color celeste que se ata por atrás, pero que no te cubre el cuerpo en absolutamente nada.
8:30 am La Enfermera me lleva al quirófano, y me deja allí, sola. Hago una fotografía mental del lugar. Las paredes pintadas de un verde caqui un poco desgastado no me transmiten la sensación de tranquilidad que me deberían transmitir. Hay muchos frascos, algunos parecen envases de cremas para peinar a los que les reemplazaron sus rótulos originales por unos de papel pegados con cinta arriba, y por los que ruego fervientemente, hayan esterilizado correctamente. La camilla es angosta, afortunadamente soy delgada, me pregunto si tendrán camillas para distintos tipos de pesos, luego me regaño a mi misma por pensar en cosas tan triviales en los que posiblemente puedan ser los últimos minutos de mi vida. Por supuesto que cada momento puede ser el último de nuestras vidas, pero lamentablemente me vinieron a la mente recuerdos de la madre de mi mejor amiga, que murió por un nivel de anestesia no apropiado para su cuerpo. Se adueñó de mí un miedo extraño, tranquilo, pacífico, ¿será el tipo de miedo que siente cuando uno está preparado para morir?. Empecé a pensar en mis seres queridos, no ví delante de mis ojos toda mi vida, tampoco me imaginé me funeral e hice cálculos mentales de cuánta gente iría ni del dolor que pudieran haber sentido, pero finalmente sólo le pedí a Dios, si es que existe, que cuide a todos los que me importan realmente.
8:38 am (según mi estimación del tiempo): Se acerca La Dra. que me iba a operar, noto una mirada extraña, no logro identificar si me quiere transmitir fuerza, o si me ve como su hija y también tiene miedo por mi. Se acerca la anestesista y me dice su nombre y yo trato de recordarlo en el caso que deba hacerle un juicio en el futuro, pero se me olvida a los dos minutos, tal vez por culpa de mi afán de hacer fotografías mentales de las cosas. Ella es morocha, con su cabello ondulado, no me inspira calidez ni seguridad. Luego me pregunta si era alérgica a la anestesia, le digo que no, pero ¿cómo puede ella saber que le estoy diciendo la verdad?. La Dra. me pide que me saque el piercing de la nariz, yo la maldigo por dentro y me maldigo a mi misma por no habérmelo sacado durante tantos años presintiendo que me iba a doler más que toda las cirugías del mundo juntas.
¿8:45 am?: Se me acerca el ayudante de la doctora, un hombre grande, gordo y pelado. Me digo a mi misma que él no puede ser la última persona que vea antes que cierre mis ojos. Siento un terrible y creciente calor en las piernas, como cuando uno bebe demasiado alcohol y siente la temperatura subir, multiplicado por cien.
Finalmente abro los ojos, no me di cuenta el momento exacto en que dejé de existir y me odio por eso. Pasan segundos eternos hasta que me doy cuenta que sigo en el quirofano. No esperaba esa opción, sólo había definido que podía despertar en la habitación de la clínica, o Dios sabe dónde. Siento una curiosidad terrible de ver mi propia operación, ¿no es eso masoquista?, no me doy cuenta de que no siento dolor, y tampoco de que estoy viva. Y luego, como en esos sueños donde de un momento a otro cambian los escenarios me encuentro en la habitación de la clínica rodeado de la gente que me quiere.

3 comentarios:

  1. Bueno, todo salio bien!! eso es lo importante. Tsss no se que hago metiendo mi cuchara aqui pero bueh...aprendiste algo. Aprendiste a reirte de la vida dado que la vida se rie de tiXD
    Un saludo desde por aca

    ResponderEliminar
  2. Hola! Bueno en realidad de la vez que pase al quirofano ya son cerca de 14 años atras, y pues en esos momentos, la verdad es que por mi cabeza nunca paso la idea de dejar este mundo, lo unico que recuerdo es que de pronto estaba viendo esa lampára grande y el conteo hacia atras ... pffff de pronto despertar en la habitacion, como si mi vida hubiera hecho una pausa, y que el mundo se detuvo

    Saludos!!

    ResponderEliminar
  3. @Moka : Este blog es para meter la cuchara! jaja besos
    @VickThor : Si! la primera vez que me operaron me pasó lo mismo.. empecé a contar y no pude llegar ni al tres y ya me había dormido..creo que ahora pasó esto porque estoy en una etapa de mi vida de muchas preguntas je!
    saludos

    ResponderEliminar